domingo, 27 de junio de 2010

TEXTO HEBREO MAS ANTIGUO

ANTIGUO TESTAMENTO




Antiguo Testamento de la Biblia de Gutenberg.El Antiguo Testamento es, para muchos cristianos, el conjunto de la primera parte de los libros canónicos de la Biblia. Abarca tanto el Pentateuco como libros históricos, proféticos y sapienciales.

Los libros, que constituyen la primera parte de la Biblia cristiana, se corresponden aproximadamente con el Tanaj judío; algunas diferencias en el ordenamiento de los libros y en la inclusión o no de algunos de ellos separan la versión empleada por los judíos —que deriva del texto masorético codificado en los primeros siglos de la Era Común— de la Vulgata que constituye la versión oficial de la Iglesia Católica, traducida al latín a partir de una traducción griega precedente, la llamada Septuaginta. A su vez, los textos protestantes excluyen algunos libros, considerados deuterocanónicos, precisamente porque no se dispone del texto original en hebreo.

La denominación de Antiguo Testamento (que presupone la existencia de un Nuevo Testamento) es privativa de algunas denominaciones cristianas. Los Testigos de Jehová usan la expresión Escrituras hebreas para llamar a esta colección de libros.

Los judíos dividen los libros del Antiguo Testamento en tres grupos: Torá (ley), Nebiim (profetas) y Ketubim (escritos)

El Antiguo Testamento es un texto muy complejo por estar compuesto por libros escritos en múltiples géneros y en distintas épocas históricas del pueblo hebreo.

En cuanto a la mayoría de los libros, se pueden reconocer cuatro tradiciones literarias que los componen (de acuerdo con la hipótesis documentaria):

Yahvista, que hace uso del término Yahveh para referirse a Dios, al que presenta antropomórfico, manifestado de forma humana. Este género es probablemente propio del reino hebreo del sur o de Judá.
Elohista, que hace uso del término Elohim para referirse a Dios, al que presenta más intrascendente. Este género es probablemente propio del reino hebreo del norte o de Israel.
Sacerdotal, que se centra en cuestiones del culto judaico, y que incluye el relato que se encuentra al principio de todo el Antiguo Testamento: la primera versión de la Creación en el libro del Génesis (la segunda versión de la Creación viene inmediatamente después y es de tradición yavista).
Deuteronómica, que se centra en el cumplimiento de la Ley, por haber sido escrita en lo que algunos han identificado como el hallazgo de la Ley en tiempos del rey Josías. Precisamente el libro del Deuteronomio pertenece a este género,
Se pueden reconocer los siguientes géneros literarios en el Antiguo Testamento:

Histórico: Abarca todos los textos en forma de relato. Incluye: historias reales, noveladas y ficticias; relatos populares (mitos, leyendas, sagas, cuentos); datos informativos, y biográficos; relatos que anuncian la venida del Mesías.
Ley: Colecciones de normas y preceptos por los que se regía el pueblo hebreo, tanto en lo civil como en lo religioso.
Profecía: Dichos y discursos pronunciados por un Profeta o mensajero que habla en nombre de Dios. Incluye oráculos, relatos biográficos, visiones y acciones simbólicas.
Lírica: Textos poéticos, generalmente en verso, que expresan sentimientos y vivencias profundos. Incluye cantos de amor, elegías de dolor, poemas de oración.
Sabiduría: Colecciones de sentencias, proverbios, alegorías y refranes que expresan de forma popular y razonada la experiencia de vida propia del sabio.

Libros del Antiguo Testamento

Según la división habitual se pueden separar en:

Pentateuco

Génesis: El libro del Génesis relata la historia de la creación del mundo, el relato de Adán y Eva en el jardin del Edén, el castigo de estos por comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal ; La historia de sus dos primeros hijos: Caín y Abel. La aparición de tribus y razas y el desarrollo de los pueblos; la historia de la Torre de Babel; la narración del diluvio.

Éxodo: Los principales hechos del libro giran alrededor de la partida de los esclavos Hebreos de Egipto, bajo el liderazgo de Moisés (La opresión de los israelitas).

Levítico: Este libro trata los temas de las leyes referidas a los sacrificios, la consagración de los sacerdotes y las leyes referidas a la pureza y santidad.

Números: Este libro trata los temas del Sinaí, el desierto de Qades-Barnea y los llanos de Moab.

Deuteronomio: Este libro relata lo que sucedió desde la entrega de las Tablas de la Ley hasta la llegada a los llanos del Moab.


Libros Históricos

Josué: Este libro narra la conquista de la Tierra Prometida y el reparto que Josué efectúa entre las diversas tribus. Luego trata algunos temas de la Asamblea de Siquem y de las disposiciones de Josué.

Jueces: El Libro de los Jueces narra el período que va desde la muerte de Josué hasta el nacimiento de Samuel, un tiempo en que los judíos han abandonado su vida nómada y acaban de instalarse como semisedentarios primero y agricultores luego, habitando en casas de material o chozas de adobe.

Rut: El libro narra la historia de Elimelec, un hombre de Belén de Judá que emigró con su familia al país de Moab. Su mujer se llamaba Noemí y sus hijos, Quelyón y Majalón. Al morir Elimelec, sus dos hijos se casaron con Orfa y Rut de Moab, respectivamente.

I Samuel: Este libro cuenta la historia de Samuel y del reinado del rey Saúl hasta su muerte, incluyendo la guerra de los israelitas contra los filisteos y la gran hazaña del pastorcillo David al derrotar al gigante Goliat.

II Samuel: este libro cuenta la historia de Israel a partir de la muerte del rey Saúl y el subsiguiente reinado de David, con un suplemento al final.

I Reyes: Este libro cuenta la historia del reinado de Salomón, hijo de David y de los reinos de Judá e Israel.

II Reyes: En este libro continúa la historia de los reinos de Judá e Israel desde la muerte de Salomón hasta la caída de Samaria y de Jerusalén, cabe resaltar que todos los reyes israelitas hicieron lo malo a los ojos de Dios, entre ellos, Jeroboam, Omrí, Acab y Jezabel, Uzzias y Joacin. También relata los milagros del profeta Eliseo y al final del libro se continúa la historia para culminar en el Exilio de Babilonia.

I Paralipómenos o I Crónicas: Este libro en particular narra el período comprendido desde los orígenes hasta la muerte de David. Cuenta la historia desde Adán hasta Saúl en su primera mitad y luego la de David.

II Paralipómenos o II Crónicas: Este libro en particular narra el período comprendido entre la muerte de David y la liberación final. Cuenta la historia de cada rey de manera muy esquemática y no exhaustiva, indicando en general: nombre del padre, nombre de la madre, duración del reinado, sucesor, lugar de la sepultura, principales acontecimientos y sincronía de cada uno de los reyes de Israel.

Esdras: Esdras trata especialmente de la reconstrucción del Templo y de la organización legal del judaísmo.

Nehemías: este libro narra la reconstrucción de las murallas de Jerusalén, el arreglo del templo y las reformas llevadas a cabo por Nehemías.

Tobías: Este libro relata el acompañamiento que el arcángel Rafael hace a un joven lleno de fe, que va a buscar esposa y finalmente se casa luego de sortear enormes dificultades con la ayuda del ángel enviado por Dios. Es una apología de los valores familiares y humanos.

Judit: El libro cuenta la historia de Judit hija de Merari en plena guerra de Israel contra el ejército asirio.

Ester: Es un libro histórico tiene el objeto de explicar a los fieles el origen de la fiesta de Purim.

I Macabeos: Macabeos narra el intento de helenizar por la fuerza a los judíos por parte de Antíoco IV Epífanes. Ha sido impugnado por algunos autores protestantes, quienes no ven en él indicios de doctrinas.

II Macabeos: El libro se centra en dos fiestas religiosas: la Dedicación del Templo luego de su reconstrucción, y el día en que Nicanor asedia el templo. También cuenta la historia de Heliodoro, y el martirio de Eléazaro, y de los siete hermanos y su madre.




Libros Proféticos

Profetas mayores

Isaías: Este libro contiene profecías con muy vivos destellos de tempranos sueños y aspiraciones de una redención universal para todos los pueblos de la tierra. La exégesis moderna lo divide en al menos tres grandes colecciones de poemas proféticos (Capítulos 1-35, 40-55 y 56-66), y un apéndice histórico (Capítulos 36-39), en parte paralelo o retomado de partes o pasajes de II Reyes.

Jeremías: Este libro contiene la historia y profecías de Jeremías, un hidalgo judío sumamente sensible, que desde muy joven se sintió obligado a concienciar al pueblo de la necesidad de ser fieles y obedientes ante Dios. De manera insistente profetizó el exilio y destierro del pueblo y de los reyes de Judá por Nabucodonosor de Babilonia, por lo que muchas veces se metió en problemas con las autoridades civiles y religiosas del Reino de Judá.

Lamentaciones: Este libro contiene cuatro lamentaciones acróstico-alefáticas, y una oración, escritas con motivo de la devastación de Jerusalén tras caer en las manos de Nabucodonosor II. Evocan vivamente los horrores del sitio, caída y destrucción de Jerusalem, y la insondable pena de ver a los judíos humillados, marchando hacia el exilio, llevados como ovejas por los conquistadores babilonios.

Baruc o Baruch: Serie de documentos adscriptos a Baruc, escriba y secretario del profeta Jeremías, en donde se alecciona a los judíos sobre cómo afrontar y sobrellevar el exilio y cautiverio con responsabilidad y dignidad, y lealtad al Señor. Numerosos autores, así como editores de los escritos bíblicos, presentan como un cuerpo de texto independiente del cuerpo de este libro de Baruc, el Capítulo 6, que contiene una Epístola adscripta al profeta Jeremías.

Ezequiel: En la introducción, Dios entrega al profeta los lineamientos de su misión profética, mientras que los capítulos siguientes detallan una larga serie de amenazas y futuros castigos para Jerusalén y Judá, para los falsos profetas y, en general, para todos los judíos que han pecado antes de la invasión de Nabucodonosor.

Daniel: Este libro es la suma de hasta doce distintos documentos que relatan historias y visiones adscriptas a Daniel, un sabio y consejero judío del exilio que prestó sus servicios en las cortes de reyes babilonios. Numerosos autores, así como editores de los escritos bíblicos, presentan como cuerpos de texto independientes del cuerpo de este libro de Daniel, los Capítulos 13 y 14, que contienen, de forma respectiva, la Historia de Susana y la Historia de Bel y el Dragón.


Profetas menores


Oseas: Este libro relata una profecía que se divide en dos partes.

Joel: El libro de Joel se encuentra dividido en dos partes claramente diferenciadas. En la primera, una devastadora plaga de langostas destruye el país, produciendo una celebración penitencial entre las víctimas. La segunda parte trata acerca de los frutos de la penitencia y de la liberación que anuncia una redención futura.

Amós: Este libro da un mensaje de advertencia hacia las naciones paganas y a los pecadores de Judá e Israel ya que serán juzgados por Yave (dios) y castigados pero eventualmente podrían ser perdonados.

Abdías: El libro de Abdías profetiza la venganza de Yave contra Edom, que llegará en 312 con su conquista por parte de los árabes.

Jonás: El libro da cuenta del profeta Jonás y una historia bien conocida en la cual Dios manda a Jonás profetizar o predicar al pueblo de Nínive para persuadirlos de arrepentirse o recibir destrucción.

Miqueas: Este libro trata sobre el castigo de Dios sobre el reino del norte por pecados como: idolatría, adoración de Baal, sacrificios, rituales de niños, magia y encantamientos.

Nahúm: Nahúm profetiza la destrucción de Nínive, que simboliza la liberación de todas las esclavitudes.

Habacuc: Este libro narra los días finales del Imperio Asirio y el principio del dominio de Babilonia a escala mundial bajo Nabopolasar y su hijo Nabucodonosor.

Sofonías: el libro de Sofonías es una invitación a la penitencia y una afirmación del amor de dios hacia el pueblo.

Hageo o Ageo: Este libro trata principalmente de la reconstrucción del templo y se divide en cuatro discursos o sermones que se encuentran en orden cronológico.

Zacarías: Este libro habla principalmente sobre la restauración del templo y de Jerusalén y de la coronación del sumo sacerdote Josué.

Malaquías: Este es el último libro del antiguo testamento que reprocha las actitudes de las familias al separarse y el comportamiento de los sacerdotes por el no cumplimiento al culto divino.

Libros Sapienciales

Job: Este libro trata de Job un hombre religioso, bueno y justo, a quien Dios permite que Satanás someta a numerosas y espantosas pruebas.

Salmos: Este libro solo tiene salmos y oraciones.

Proverbios: son las enseñanzas de la filosofía teológica que enseñan al hombre a ser como los sabios y a vivir en consecuencia.

Eclesiastés: Este es el libro del hombre razonando acerca de la vida. Aquí tenemos la mayor altura que él puede alcanzar con su conocimiento de que hay un Dios santo y que un día Él traerá todo a juicio.

El Cantar de los Cantares: Trata de dos amantes, Salomón y Sulamit, que han sido obligados a separarse.

Sabiduría: Este libro se dirige a los hermanos de su autor alertándolos sobre la ruina a los que los conducirán la idolatría y el ateísmo si se dejasen seducir por ellos.

Eclesiástico: El libro está dirigido a los judíos piadosos que quieran vivir la vida según la Ley, sin olvidar a los paganos que quieran saber lo que les espera al convertirse en buenos judíos.



El Antiguo Testamento en el catolicismo


La Iglesia católica siempre ha considerado los libros del Antiguo Testamento como inspirados aunque se haya tardado en formular el canon de los mismos. En el Concilio Vaticano II se encuentra un resumen del aspecto histórico-salvífico y del sentido de las experiencias del pueblo judío como fundamento de su inclusión en las fuentes de la revelación cristiana:

Dios amantísimo, buscando y preparando solícitamente la salvación de todo el género humano, con singular favor se eligió un pueblo, a quien confió sus promesas. Hecho, pues, el pacto con Abraham (cf. Gn 15, 18) y con el pueblo de Israel por medio de Moisés (cf. Éx 24, 8), de tal forma se reveló con palabras y con obras a su pueblo elegido como el único Dios verdadero y vivo, que Israel experimentó cuáles fueran los caminos de Dios con los hombres y, hablando el mismo Dios por los profetas, los entendió más hondamente y con más claridad de día en día, y los difundió ampliamente entre las gentes (cf. Sal 21, 28-29; 95, 1-3; Is 2, 1-4; Jr 3, 17). La economía, pues, de la salvación pronunciada, narrada y explicada por los autores sagrados, se conserva como verdadera palabra de Dios en los libros del Antiguo Testamento; por lo cual estos libros inspirados por Dios conservan un valor perenne.

Conc. Vaticano II, Const. Dei Verbum, 14

HISTORIA DEL HEBREO ANTIGUO


Hebreo - Israelita - Judío
Se define a los israelitas como los descendientes de Jacob, hijo de Isaac, nieto de Abraham. Es evidente que los israelitas fueron los únicos sobrevivientes de la cultura de los hebreos. En los tiempos de la monarquía israelita, las Tribus de Israel fueron las únicas herederas del pueblo hebreo y su cultura.

En la Biblia, "Israel" es el nombre nacional de las personas que se conocen racialmente como "Hebreos". En la condición tribal, el nombre fue históricamente aplicado a todo el pueblo. La historia (Gen. XXXII. 24 et seq.) del cambio de nombre de "Jacob" a "Israel" es en parte un reflejo del hecho histórico de la unión de las tribus y de su triunfo final sobre los cananeos. Como consecuencia, los términos "hebreo" e "israelita" suelen describir a las mismas personas. Hebreos eran llamados antes de la conquista de la tierra de Canaán e israelitas posteriormente.

En la actualidad, "hebreo" se utiliza ocasionalmente para designar a los judíos que utilizan el idioma hebreo.[3] En algunos idiomas modernos, entre ellos el griego, italiano, rumano y muchas lenguas eslavas, el nombre de "hebreos" sobrevive como el estándar para el etnónimo de judíos.


Egipto

En el siglo XIV a. C. emigraron a Egipto parte de los hebreos establecidos en Canaán, debido a la hambruna que asoló la región; fueron recibidos en Egipto y luego trabajaron para los egipcios. Se tiende a creer que los egipcios tomaron como esclavos a los hebreos, aunque la esclavitud no formaba parte de la cultura en el antiguo Egipto, sino que existía el sistema de corvea, por el cual quienes no podían pagar los tributos con la cosecha debían pagarla con su trabajo, por lo cual debían trabajar para el Faraón durante 30 años, después otro de su familia trabajaría tres años y así sucesivamente (con lo cual siempre había un miembro de la familia dentro del sistema de corvea). Por esta razón en el siglo XIII a. C. se rebelaron y regresaron a Canaán, "la tierra prometida", bajo la guía de Moisés. Este viaje se conoce como éxodo, durante el cual se detuvieron en el Monte Sinaí donde según su propia tradición el pueblo hebreo recibió las tablas de la Ley y selló el pacto eterno entre Dios e Israel.

Retorno a Canaán

De vuelta en Canaán, se unen a las otras tribus hebreas que habían permanecido y bajo los reyes-sacerdotes Saúl, David y Salomón combatieron con éxito a los filisteos y construyeron el primer templo en Jerusalén.

A la muerte de Salomón se dividió en dos el reino: al Norte quedó Israel y al sur Judá. A partir de este momento sigue un largo período de guerras con vecinos, de conflictos internos e incluso de confusión religiosa.

La invasión asiria y babilónica

En 722 a. C. Sargón II invade la región de Canaán hasta sojuzgar al reino de Israel, llevando al pueblo a Asiria. En 587 a. C., al traicionar el reino de Judá un pacto con Nabucodonosor II, rey de los neobabilonios, éste invade el reino, destruyendo el templo de Jerusalén; éste fue el famoso destierro a Babilonia. La expulsión logró que los hebreos se reconciliaran y resolvieran los conflictos que los debilitaron desde el siglo XII hasta este período conocido como la Diáspora.

Los persas

Pocos años después, los persas vencen a los asirios babilonios y en 539 a. C. Ciro emite un decreto que los incorpora al imperio y les permite regresar a Jerusalén, donde reconstruyen el templo y se unifican bajo la Ley y bajo las normas de su religión. El retorno produce choques culturales con los que no habían sido deportados y se discrimina la población entre judíos y samaritanos.

Alejandro Magno

En 332 a. C. Alejandro conquista el imperio persa y otorga a los judíos una mayor autonomía y estabilidad política y económica.

Durante este período de prosperidad, la religión judía se divide en varios grupos: fariseos, saduceos y esenios.

Roma

Entre el 39 y el 34 a. C. Roma conquista la región, establece un gobierno y en esta época de dominio romano es cuando surge Jesús y su predicación.

En el año 70 Tito destruye el templo de Jerusalén. Posteriormente entre 132 y 135 los hebreos pretenden liberarse de la dominación romana, bajo el movimiento conocido como rebelión de Bar Kojba, la cual es aplastada por Roma, y como consecuencia les prohíbe entrar a Jerusalén obligando a los hebreos a emigrar, en una nueva diáspora, hacia Hispania, al norte de África y los Balcanes, llegando a prosperar de manera notable en el siglo X.

Las expulsiones

Los judíos son expulsados de Francia en 1306 y 1394, de Alemania en 1397 y en 1354, de España en 1492 y de Portugal en 1496, dispersándose por el centro de Europa, en los Países Bajos, Macedonia y Turquía.


Calendario hebreo antiguo

El calendario hebreo es lunisolar. Uno de los elementos importantes de él fueron las fiestas religiosas.

El día civil comenzaba con la puesta del sol. Se dividía en tres partes: boquer (mañana), tsohorayim (mediodía) y céreb (tarde). Sin embargo, en los textos sagrados el día iba desde la salida a la puesta del sol y se dividía en cuatro partes de tres horas cada una: primera, tercera, sexta y novena. La noche se dividía en tres velas: desde la salida de las estrellas a media noche, de media noche al canto del gallo y del canto del gallo a la salida del sol. Al depender las horas de la duración del día tienen diferentes lapsos de tiempo según las épocas.

Los hebreos dividieron la semana en siete días dándoles un sentido religioso, por lo que tenían un día de descanso: el sabat (reposo). El mes comenzaba con el creciente lunar. Los nombre de los meses hebreos son: tisheri (30 días), jeshvan (29), kislev (casleu) (30), tevet (29), shevat (30), adar o adar I (29 días en los años comunes y 30 días en los años embolismales), el intercalar adarbet o adar II, (29) nisan (30), iyar (29), sivan (30), tamuz (29), av (30) y elul (29).

El cómputo de los años hebreos fue variable. Antes de la conquista de Alejandro se contaban los años de los reinados. Tras la conquista se usaba la era Selyúcida: 311 años a.C.


lengua hebrea


El “hebreo” vuelve a dirigir aquí. Para otras aplicaciones, vea Hebreo (desambiguación).
Hebreo (עִבְרִית, `Ivrit) es a Lengua de Semitic de Familia afroasiática de la lengua hablado por más de siete millones de personas de adentro Israel y utilizado para el rezo o el estudio adentro Judío comunidades alrededor del mundo. En Israel, es de hecho lengua del estado y de la gente, así como ser una de las dos idiomas oficiales (junto con Árabe), y él es hablado por la mayoría de la población. El hebreo también es hablado como lengua materna por Samaritans, aunque menos que mil Samaritans permanecen hoy. Como un idioma extranjero él es estudiado sobre todo por Jews y los estudiantes del judaísmo e Israel, los arqueólogos y los lingüistas que se especializan en Medio Oriente y sus civilizaciones y por los teólogos.

La base del Tanakh ( Biblia hebrea) se escribe adentro Hebreo clásico, y mucha de su actual forma es específicamente el dialecto de Hebreo bíblico que los eruditos creen prosperó alrededor de 6to siglo BCE, alrededor de la época del Exilio babilónico. Por esta razón, el hebreo se ha referido cerca Judíos como Leshon Ha-Kodesh (לשוןהקודש), “ Lengua santa“, desde épocas antiguas.

sábado, 26 de junio de 2010



Al margen de la Biblia, el más antiguo texto escrito con alfabeto hebreo data del siglo IX a. C.
El hebreo dejó de hablarse alrededor del siglo I a. C., aunque siguió utilizándose en la literatura y, sobre todo, en la liturgia y con propósitos académicos. En Palestina fue sustituido como lengua hablada principalmente por el arameo. En cuanto a la diáspora judía, sus lenguas comunes han sido históricamente sobre todo dos: el yidish entre los judíos llamados ashkenazíes (centro y este de Europa) y el ladino o judeoespañol entre los llamados sefardíes (cuenca mediterránea).
Aunque la Biblia es la principal fuente para el hebreo clásico, la misma lengua se usa en varias inscripciones. Entre las mejor conocidas están las del calendario Gezer (siglo X a. C.), una lista de meses definidos por el trabajo agrícola característico realizado en ellos; las inscripciones Kuntillet 'Ajrud y Khirbe el-Qom (de finales del siglo IX o principios del VIII a. C.), que mencionan a Yahveh y a su Asherah; los Ostraka de Samaria (siglo VIII a. C.) recoge pagos de vino, aceite, etc.; la inscripción del túnel Siloam (finales del siglo VIII a. C.), encontrada en el túnel construido por Ezequías bajo la ciudad de David para llevar agua del manantial de Gihon hasta la Reserva de Siloam; los Ostraka de Lachish (principios del siglo VI a. C.) con mensajes militares antes de la invasión babilónica; y los ostraca Arad (del mismo periodo) recogiendo las provisiones suministradas a los soldados. La Piedra Moabita (ca. 830 a. C.), en la que el rey Mesha de Moab se jacta de sus victorias sobre los israelitas, está en un lenguaje casi idéntico al hebreo bíblico



Aspectos dialectales históricos


La Biblia hebrea fue transmitida por la gente en Judá, pero restos de otro dialecto -presumiblemente septentrional- han sido preservados en la Biblia. La Canción de Debora (Jueces 12), que parece ser de origen septentrional, usa el masculino plural acabado en -în en el v.10 y la partícula relativa sa- en el v.7, donde el dialecto de Judá habría usado -îm y 'aser, respectivamente.
Hubo otras diferencias entre el hebreo del norte y del sur, como en la segunda persona del singular femenino del pronombre y en el sufijo pronominal. Un relato como el de 2Reyes 4 (en el que el profeta del norte Elisha aparece) ha retenido también algo de su dialecto septentrional. Luego, algunas inscripciones septentrionales muestran diferencias dialectales. Por ejemplo, la palabra de la Biblia hebrea para casa es bayit, pero las inscripciones norteñas tienen bt, que refleja probablemente una pronunciación [bet], y "año" es st en contraste con el sureño snh. El libro de Oseas contiene muchas dificultades lingüísticas y textuales, y algunas de ellas puede quizá ser explicadas como resultado del dialecto norteño del profeta.









Evolución histórica



El hebreo cambió con el paso del tiempo. La lengua del libro de las Crónicas, por ejemplo, es diferente del de Reyes. El arameo se convirtió en la lengua dominante en la región Siro-Palestina e influyó al hebreo y, finalmente, lo desplazó en algunas áreas. Nehemías 13.24 se queja de que algunos niños de matrimonios mixtos ya no podrían hablar la lengua de Judá sino que hablaban "la lengua de Ashdod". Es posible que esto se refiera no a un vestigio de la lengua filistea (aunque esto es algo que no debe ser descartado) sino al arameo.
La lengua del Eclesiastés difiere marcadamente de la de los textos del preexilio, y las peculiaridades lingüísticas de la Canción de Salomón son con frecuencia atribuidas a una fecha tardía. Alguna gente, sin embargo, podría todavía escribir en el estilo primitivo, como se puede ver en el juicio de Jesús ben Sira, escrito alrededor del 180 a. C. y en el parcial escrito de Qumrán. Con todo, tales ensayos de composición en hebreo clásico fueron intentos de arcaización. El prólogo a la traducción griega de Sirach también contiene el uso primitivo del término hebreo para la lengua del antiguo Israel.
La escritura rabínica de los primeros siglos de la era común usa una forma del hebreo que es usualmente conocida como hebreo misnaico (de la colección de tratados legales conocida como Misná, de ca. 200). Fue entonces generalmente creído que esta lengua nunca había sido usada por la gente común sino que fue una lengua erudita creada bajo la influencia del arameo. Ahora es generalmente reconocido que los rabís no confeccionaron una lengua erudita sino que usaron una forma del hebreo que se desarrolló en los últimos siglos a.C. Esta conclusión emerge desde un estudio de la naturaleza de la lengua y de las referencias en los textos rabínicos hasta su uso por la gente ordinaria, y este uso vernáculo sin duda deja entrever su presencia en el trasfondo de los rollos Copper de Qumrán y en algunas cartas de la Segunda Revuelta Judía (132-135).
Varios versículos en el Nuevo Testamento parecen, a primera vista, referirse a la lengua hebrea, y la palabra griega traducida como "Hebreo" (hebraisti) se refiere a esa lengua en Apocalipsis 9.11; 10.16. Pero también se usan del arameo palabras tales como Gabbatha en Golgotha en Juan 19.13,17 y ello, probablemente, denota una lengua semítica (distinta del griego) hablada por los judíos, incluyendo tanto al hebreo como al arameo, más que refirirse al hebreo en distinción del arameo. Igualmente, la expresión aramea Akeldema se dice en Hechos 1.19 en "su lengua", o sea, la lengua de la gente de Jerusalén.
Algún tiempo después de la Segunda Revuelta Judía, el hebreo murió como lengua vernácula en Palestina, probablemente a finales del siglo II o III. Sin embargo, siguió siendo usada por los judíos como una lengua religiosa, erudita y literaria, y también se hablado en ciertas circunstancias. Fue revivida como vernácula sólo a fines del siglo XIX, y hoy es la lengua viva del estado de Israel.





Escritura

La lengua hebrea se escribe de derecha a izquierda con un alfabeto de veintidós letras. Originalmente, denotaban sólo consonantes, pero la w, y y la h también se usan para representar ciertas vocales largas y vocales al final de palabra (w = /u/; y = /i/; h = /a/, /o/ y /e/; w y y fueron usadas más tarde para /o/ y /e/, respectivamente) hasta, al menos, el siglo X a. C. y w y y en el interior de palabra hasta el siglo IX. Estas consonantes auxiliares escritas para denotar vocales se emplean también en otras lenguas semíticas, y se denomina matres lectionis.
En los textos procedentes de Qumrán y en escritos tardíos, las letras se usaron con más profusión para representar las vocales. El sistema completo de representación de vocales, añadiendo puntos a las consonantes, se desarrolló mucho más tarde, entre el siglo V y X d. C.
El actual sistema de vocalización reproduce, entonces, la pronunciación corriente de unos mil años después del final del periodo bíblico, aunque sin duda está basado en las primeras tradiciones de lectura de la Biblia.




Comparación con el español


Las coincidencias entre el español y el hebreo antiguo son escasas, mientras que las existentes entre el español y el hebreo moderno son más numerosas. La razón de esto es que la lengua antigua tenía una exigua influencia de la lenguas origen del español, el latín y el griego, mientras que el hebreo moderno ha adoptado numerosos préstamos de ambos idiomas. Además, la adopción por el Estado de Israel de la norma de pronunciación sefardí (frente a la ashkenazí) supuso que la pronunciación moderna del hebreo sea casi igual a la de los judíos expulsados de España en 1492, y naturalmente próxima a la del español. Un ejemplo de ambas similitudes serían los nombres hebreos de numerosas ciencias: ביולוגיה (biologuia), גאוגרפיה (gueografia), היסטוריה (historia) etc.
Entre las coincidencias está la presencia de dos géneros gramaticales (masculino y femenino) así como la relativa libertad del orden sintáctico en las frases. El orden SVO y el uso de preposiciones, así como una morfología nominal más o menos sencilla junto a una morfología verbal más compleja y de tipo fusionante.
Entre las diferencias entre el hebreo antiguo (junto con otras lenguas semíticas) y el español están la presencia en el primero de las consonantes guturales ʕayin y het; las consonantes enfáticas tet, tsadik y kuf (tipos de /t/, /s/ y /k/); la sibilante sin (probablemente, la misma que hay en dialectos sur-arábigos modernos) junto con samej (/s/) y sin (/s/). En el hebreo moderno, sin embargo, tales consonantes se pronuncian con sonidos exactamente iguales que en el español: - ʕayin no se pronuncia - het como j /x/ - tet como t /t/ - tsadik como ts /ts/ - kuf como 'c, q /k/ - sin como s /s/ - samej como s /s/